Ni más ni menos que el buen funcionamiento de la Sanidad pública está en nuestras manos, las manos de las personas que trabajamos en ella, y también, por qué no, en la de los/as usuarios/as. Y, para ello una de las malas costumbres a desterrar sería el clasismo.
En este caso, hablemos del clasismo que sostienen algunos/as médicos/as, (salvo honrosas excepciones).
Bien, estas personas que por haber estudiado una carrera como es medicina, una carrera que se estudia en lo público, y la que todos/as las/os contribuyentes hemos pagado, nos miran por encima del hombro creyéndose superiores a los/as que no la hemos estudiado. Que decir si se trata de un simple “hola” cuando nos cruzamos por los pasillos, ascensor, vestuarios, etc…
Pues bien, estas personas que nos consideran como de otra clase de rango inferior, o eso parece, ¿de qué clase son ellos y ellas?, ¿no somos todos y correspondemos todas a la clase trabajadora?. ¿Por tener unos más conocimientos en un tema y otras en otro somos superiores e inferiores entre nosotros/as?. ¿O acaso todas y todos nos tendríamos que mirar por encima del hombro por tener y hacer distintos cometidos, responsabilidades u obligaciones?.
Pues si es importante saber diagnosticar la enfermedad de una persona y saber cuales son las maneras para atajarla; igual de importante es la amabilidad, el respeto y el buen trato hacia esta persona.
Estos/as médicos/as, que con su actitud (repito, salvo honrosas excepciones), dejan entrever que clase tienen, deberían ser, por su carrera médica, todo lo contrario, deberían ser humildes, respetuosos, y como su carrera parece exigir, todo corazón; pero desgraciadamente no parece o no suele ser así, y, por el contrario, parece que han estudiado dicha carrera para poseer determinados privilegios y un mayor estatus social y económico.
¿Será por ese estatus que se otorgan, que su jornada de trabajo, que es la misma que la de cualquier otro u otra trabajadora del sector sanitario, la cumplen a su antojo, incumpliendo el horario, trabajando deprisa y, en muchos casos mal; no teniendo en cuenta jamás, o salvo raras ocasiones, la opinión de los y las pacientes (mejor dicho, se les tiene tan poca consideración que, para que no den su opinión, ni se les pregunta); se les informa mal y con palabras incomprensibles para estos y estas (más bien porque no entienden, ni tienen por qué entender de palabros técnicos de la medicina)?.
¿Podría ser que esta falta de profesionalidad fuese enfocada hacia la privatización?. Pues si seguimos analizando el asunto, no de una manera profunda, que daría para mucho más, sino de una manera superficial; ¿Quiénes serían los y las inmediatamente interesadas en que la sanidad se privatizase?, ¿no serían las consultas médicas privadas una de las partes interesadas?. De hecho, esto de aquí expuesto, ya se viene haciendo, pues hay médicos y médicas que trabajando en lo público, poseen consultas privadas, a las que se derivan pacientes (o bien cobran directamente al paciente, o bien cobran un tanto por ciento a la seguridad social).
El mayor exponente de esta situación lo encontramos en los hospitales concertados; estos también derivan las pruebas caras que se tengan que realizar al paciente, a lo público, y el diagnóstico, medicación, ingreso e intervención, se realiza por lo privado y así el negocio; al igual, operaciones han sido y siguen siendo derivadas desde los hospitales públicos a los hospitales concertados. Estas operaciones se hacen por lo público, pero son realizadas por médicos/as que pudiendo hacerlo en su turno normal de trabajo, realizan peonadas, operando a destajo, tirándose largas horas en los quirófanos, con el desgaste físico y mental que ello supone, y cobrando barbaridades por estas excesivas jornadas laborales.
He llegado a ver a un médico que metiéndose en el quirófano a realizar operaciones a las 8:00 am, eran las 18:00 pm y, sin descanso, seguía operando, y no es que fuese una operación larga, NO, fueron muchas, más de 8, operaciones cortas y seguidas.
En esto y en más se deja sentir la profesionalidad de gran parte de este sector, que en teoría, todos y todas las trabajadoras de este ramo, debemos o deberíamos tener.
Tanto es así y tan sabido es por este sector el mal desempeño de las funciones que corresponden a cada trabajador y trabajadora (sea por exceso de deberes o por dejadez), que cuando tienen a un familiar querido ingresado sufren casi más por el trato que, supuestamente, va ha recibir (y si recibe buen trato es porque se ha corrido la voz de que es familiar de un o una médico), que por la enfermedad de la persona en sí.
todos/as somos de la misma clase
y todas/os seremos atendidos/as por una misma clase:
¡¡¡LA CLASE TRABAJADORA!!!
Salud a todas y a todos!.
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